miércoles, septiembre 16, 2009

Bitácora de consecuencias #1

El cielo calmó los ánimos cuando puso su mano sobre la mía y me miró directamente a los ojos. Las abejas revolotearon amistosas en torno nuestro, como si fuéramos flores o tazas de miel. El campo infinitamente verde regalaba sus bailes y cantos inocentes a nuestros sentidos, potenciado por el murmullo cristalino de las aguas bullentes de animales de todos los colores del arcoíris.

Cuando escribas de esto, trata que no parezca tan edulcorado, me dijo.

Yo
me decidí por la literatura.

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